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Canción Protesta: El niágara en bicicleta - Juan Luis Guerra

Letra de la canción

Me dio una sirimba un domingo en la mañana
cuando menos lo pensaba
caí redondo, como una guanábana, sobre la alcantarilla
será la presión o me ha subido la bilirrubina

Y me entró la calentura
y me fui poniendo blanco como bola (d)e naftalina
me llevaron a un hospital de gente (supuestamente)
en la Emergencia, el recepcionista escuchaba la lotería
(¡treinta mil pesos!)
¡Alguien se apiade de mi!
grité perdiendo el sentido
y una enfermera se acercó a mi oreja y me dijo:
"Tranquilo, Bobby, tranquilo"

Me acarició con sus manos de Ben Gay y me dijo:
"¿Qué le pasa, atleta?"
y le conté con lujo de detalles lo que me había sucedido

Hay que chequearte la presión
pero la sala está ocupada y, mi querido
en este hospital no hay luz para un electrocardiograma

Abrí los ojos como luna llena y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta

No me digan que los médicos se fueron
no me digan que no tienen anestesiano me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser
fue bordado en un mantel

No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos X se fundieron
y que el suero ya se usó
para endulzar el café

Me apoyé de sus hombros como un cojo a su muleta
y le dije: "¿Qué hago, princesa?"
y en un papel de receta me escribió muy dulcemente:
(mi princesa, ¿qué va a ser de mí?, uh...)
"Lo siento, atleta"

Me acarició con sus manos de Ben Gay y siguió su destino
y oí claramente cuando dijo a otro paciente:
"Tranquilo, Bobby, tranquilo"

Bajé los ojos a media asta y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta

No me digan que los médicos se fueron
no me digan que no tienen anestesia
no me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser
fue bordado en un mantel

No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos X se fundieron
y que el suero ya se usó
para endulzar el café
( No me digan que me va cayendo
de tanto dolor
no me digan que las aspirinas
cambian de color

No me digan que me van pariendo
que le falta amor
no me digan que le está latiendo, oh no...)


Palabras desconocidas
1. Sirimba: Bajón, síncope.
2. Bilirrubina: Pigmento biliar de color amarillo.
3. Naftalina: Hidrocarburo sólido, procedente del alquitrán de la hulla, muy usado como desinfectante.
4. Estetoscopio: Aparato destinado a auscultar los sonidos del pecho y otras partes del cuerpo, ampliándolos con la menor deformación posible.

P.D.: ( SI TIENES ALGUNA DUDA NO DUDES EN PREGUNTÁRNOSLO ;)

Los microcréditos y su desarrollador

El padre de los microcréditos
Dr. Muhammad Yunus, es un banquero y economista de Bangladesh. Es el desarrollador del concepto de microcrédito . Los microcréditos son pequeños préstamos concedidos a personas humildes que no pueden solicitar un préstamo bancario tradicional. Fundador del Banco Grameen, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998, Premio Internacional Simón Bolívar en 1996 y con el Premio Nobel de la Paz de 2006 "por sus esfuerzos para incentivar el desarrollo social y económico desde abajo".


Los microcréditos
Los microcréditos son pequeños préstamos realizados a prestatarios pobres que no pueden acceder a los préstamos que otorga un banco tradicional. Los microcréditos posibilitan, especialmente en países en vías de desarrollo, que muchas personas sin recursos puedan financiar proyectos laborales por su cuenta que les reviertan unos ingresos. El microcrédito es la parte esencial del campo de la microfinanciación, dentro del que se encuentran otros servicios tales como los microseguros, ahorros u otros.

La historia de los microcréditos
Hace ya 30 años comenzaron a funcionar los primeros microcréditos. La idea surgió paralelamente en dos países Brasil y Bangladesh.
Un día Muhammad Yunus charló con una mujer que hacía unas sillas preciosas y le preguntó si le daba para vivir bien ya que la vió muy pobre. Ella le dijo que no. Que casi todo lo que ganaba lo tenía que dar a quien le daba el bambú que a su vez era el que le compraba las sillas y quien le fijaba el precio de venta.
Yunus preguntó por el pueblo y encontró a unas 50 personas en la misma situación. Con unos 100 dolares dio un primer crédito a toda esa gente a un interés muy bajo. Y el experimento funcionó. La gente de ese pueblo comenzó a tener dinero para comer, dar educació a sus hijos y a la vez fabricar los productos que vendían.

Los microcréditos y su fundador

Los microcreditos

Pignoise - "Culpables"



Shakira - "Octavo día"


Día mundial del comercio justo

El comercio tradicional pocas veces defiende los criterios del comercio justo, y casi siempre acentúa las diferencias entre los países ricos y pobres. Esta situación puede cambiarse a través del comercio justo, una herramienta de cooperación para colaborar a la erradicación de la pobreza en los países en desarrollo y ayudar a las poblaciones empobrecidas a salir de su dependencia y explotación.
Salarios para una vida digna
Los sueldos que reciben los trabajadores del Sur les condenan a ser esclavos de la pobreza
Unos 100 millones de personas viven del café. La mayoría son jornaleros o pequeños campesinos que cultivan sus parcelas. Cuando caen los precios del café, los pequeños propietarios deben aumentar el área dedicada a este cultivo en detrimento de los productos para el autoconsumo. Los jornaleros deben andar varios kilómetros para llegar hasta las plantaciones y cargar los sacos de café de vuelta.

La camisa del hombre feliz (Un cuento de pensar)


En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países.
Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera capaz de curarle.
El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin embargo fue un trovador quien pronunció:
—Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad.
Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos.
Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea:
—¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares ¿qué más podría pedir?
Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente:
—Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida!
En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante.
Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías:
—¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre!
—Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el hombre feliz no tiene camisa.




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